viernes, 18 de marzo de 2022

 

Enfrentamiento  por los mercados y el espacio vital

Juan Alberto Remedi                    Paraná (Entre Ríos)                       Marzo 2022

Entre  múltiples miradas    sobre la  guerra hibrida  desatada,    un elemento vital  es su característica de intercapitalista o interimperialista,  no visualizarlo   conduce y conducirá  a erróneas   apreciaciones. Es consecuencia directa  de  los cambios dinamizados en el mundo  acelerados desde hace una década por  el declive   hegemónico     Estadounidense,   acompañado  por    la irresuelta crisis del año (2008)  la radicalización neo liberal  junto a  realineamientos políticos, económicos y militares impredecibles, en los marcos de agudización competitiva   por los mercados mundiales  y  conquistas imperiales de los denominados “espacios vitales”.  

Su  desarrollo   imperceptible  se dio   delante de nuestros ojos sin haberlo notado, cuando  la mente llego  a percatarlos   ya habían ocurrido,  reflejando una insuficiencia perceptiva  más que de observación,  en un contexto singular donde  la Casa Blanca pierde terreno  ante los acuerdos  acentuados   (no sin contradicciones) de  la Federación Rusa, el país más grande del mundo con 17075400 Km cuadrados y una población de 145,3 millones de habitantes y la República Popular China con 9561000 Km cuadrados y 1350 millones de habitantes.

La reunión de los presidentes   el día 4 de febrero (2022) con   la declaración conjunta sobre seguridad internacional, bajo el concepto de “indivisibilidad de la seguridad” la  voluntad de salvaguardar la paz y la seguridad de la Región Asia –Pacifico, opuesta    al avance   de la organización del Atlántico Norte (OTAN) hacia las fronteras con Rusia (pasando en 30 años de 16 miembros a 30) rechazando  la actitud guerrerista de Washington  y el nuevo bloque agresivo Indo pacifico,  conformado por Estados Unidos, Reino Unido y Australia (AUKUS)  confirmando al unísono   las  relaciones de  amistad y asociación estratégica    sin  precedentes, posibilitando  el    anuncio público  del paso a una nueva era de  relaciones internacionales,   avanzando hacia    fines del mes de marzo en   el establecimiento de   las reglas del nuevo sistema económico financiero,  teniendo como moneda predominante al Yuan Chino y la participación de  la comunidad Europea Euroasiática (Bielorrusia, Kazajistán, Rusia, Tayikistán y Armenia).

Nos es sensato analizar los aconteceres  como la extensión de la vieja guerra fría o la locura de un presidente dispuesto a revivir un nuevo imperio comunista, por ser  el relato armado por el amo del norte en función de la defensa de los propios  intereses e  cualquier parte del mundo, sin dejar de reconocer  las propias apetencias del  presidente Ruso.   Lo vivido y  observado supera  los límites de una invasión militar,  por la implicancias globales de  abastecimientos de energía y alimentos, constituyendo  el primer movimiento del conflicto sistémico   en  un lapso de  la historia humana acontecido  en siglos,  siendo  continuidad de la declaración conjunta del día 4 de febrero,    anunciando la caída del viejo sistema mundo  dirigiendo el  planeta en los últimos 530 años  tras la primera globalización con la conquista de las Américas (1492) y el comienzo de la puesta en práctica de la protección de los intereses Euroasiáticos de soberanía estatal e integridad territorial sin interferencias externas, donde la pandemia jugo un  papel  catalizador de la  gran batalla entre un agonizante viejo mundo edificado a sangre y fuego y el surgimiento de un nuevo sistema mundo multipolar. Entonces  el 24 de febrero  (2022) cuando la mayor parte del planeta  salía de los efectos pandémicos   (estancamiento económico de por medio)  y  tres semanas después del acuerdo firmado por lo Rusia y China, las bombas ocupan el lugar de la peste, sobresaliendo    la  enorme diferencia en favor de  occidente  en los manejos del conjunto de desinformaciones relacionadas al fenómeno desatado.

Luego de una larga preparación conjunta de  20 años,    sorprendieron  a los   rivales  por las acciones desatadas  desde  Eurasia hacia la periferia y no al revés como siempre había  sucedido. En este aspecto y no como cuestión menor,  el lapso de tiempo trascurrido (20 a 21 años)  antes de la reacción de  Rusia   a los atropellos y amenazas occidentales, manifiestan  una  relación directa con   la  necesidad de completar la abrupta transición hacia el capitalismo,  recuperar  el control interno del país tras el derrumbe de la (URSS)  y  la  no disposición  a pagar un inmenso costo de una guerra abierta  con Estados Unidos y sus aliados, antes de que estos se encontraran   debilitados como  en el presente, aunque  sin haber perdido nada de su peligrosidad.

Una primera apreciación se relaciona  a  la historia,  en lo fundamental no cambiando  su curso,   manteniendo como base el  núcleo central  “la propiedad privada de los medios de producción” en todo caso,  los sucesos  podrán tomar una velocidad inusitada,  entendidos    desde una perspectiva histórica  con  la primera guerra  mundial (1914) la revolución de octubre (1917) la segunda guerra mundial (1939) la disolución de la Unión Soviética   (1991) e imposición del neo liberalismo (mundialización de la economía,  finanzas y un mundo unipolar)   el avance de la (OTAN) cercando a Rusia,   aumento de  la venta de armas por el  complejo militar industrial Estadounidense a Ucrania,  concentración de grupos mercenarios neonazis internacionales    incorporándolos  al ejército regular y la existencia, en la geografía citada,  de programas biológicos militares   desarrollados por Estados Unidos a pesar de la prohibición  de las Naciones Unidas (ONU)   sumándole   la posibilidad  de autodestrucción  del planeta  por el permanente ataque a la naturaleza.

Este aspecto,  planteado en espacios y tiempos adecuados adquirirá  en el futuro una importancia mayor,     renovando    en los   debates mundiales  la carencia de límites  de un sistema en su etapa de senilidad, ante lo cual,   algunos permanecemos    en movimientos  contra la vigorosidad  de un régimen económico social arcaico de destrucción de la humanidad y autodestrucción  y  otros alentados  por  la mutación vivida,  seguirán avanzando   en la  versión del capitalismo “humanizado” dentro de un menú más amplio de opciones.

Una segunda consideración,  se relaciona al carácter defensivo  u ofensivo de la invasión en curso. Todo pareciera  definir  por el cerco  a  Rusia,     una  acción    carácter defensivo,   apreciación  parcial por cierto, pues considerando   los acuerdos en ciernes  para   suplantar  la unipolaridad  imponiendo   la multipolaridad en las relaciones internacionales y su  expresión concreta   en  el primer movimiento   publico mundial vinculando  dicha postura con  Ucrania,   lo identifica  como de  carácter ofensivo.  Se vislumbra   un entrecruzamiento entre  límites   defensivos  y ofensivos,  no todo es blanco o negro,  reflejando  un conjunto de acciones  consecuencias directas del tipo de enfrentamiento  puesto en práctica  (la primer gran guerra hibrida mundial)  demandando  a quienes tenemos opiniones formadas y  otras en formación en base a la praxis generada,   la imperiosa necesidad de seguir aportando   a  las posibilidades  de diferentes segmentos  sociales  que, por sus propias condiciones de existencia portan algunas limitaciones en el ejercicio   del manejo practico  de por lo menos dos ideas distintas simultáneamente, cooperando en la medida de lo posible en la  profundización  de sus niveles de aprendizaje en la praxis diaria.

Una tercera consideración es la certeza de la evitabilidad   del conflicto,  no lográndose   por la primacía de un régimen donde la desigualdad y guerras  le son inherentes, por el incumplimiento de    los acuerdos  prexistentes violados permanentemente por Ucrania con la complicidad de la (0TAN) por órdenes expresas de Estados Unidos, participando  en la guerra de modo indirecto   poniendo a  disposición la red de servicios de informaciones occidentales e introduciendo directamente a Ucrania grupos neo fascistas,   mercenarios, enviando armas modernas,  drones,  asistencia financiera, mientras refuerzan    las tropas de la (OTAN) en la frontera.

Los mismos generadores del conflicto en medio de Europa (EE.UU y la OTAN)  ocupan  ilegales  nuestras islas Malvinas.  Son los  pueblos quienes pagan las locuras imperiales,  no tratándose de  mirar únicamente los movimientos geopolíticos por arriba, sino centrar la atención en el accionar obrero popular por abajo,  en lucha por sus reivindicaciones especificas en los marcos nacionales,  demandando  mismo tiempo un horizonte  de  salida negociada del  conflicto.

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