lunes, 15 de junio de 2020



Contrasentidos encubiertos

Juan Alberto Remedi                                          Paraná (Entre Ríos)                                                    
La agitación emanada  del  Covid 19   sigue dando  tela para cortar por desarrollarse en medio de una crisis global inédita por su  carácter civilizatorio, dentro de la cual,  se potencian (entre otras variantes) tres simultaneas, el Covid 19, medios de subsistencias y hambrunas  sin límites,  evidenciando a los seres humanos como esclavos de un andamiaje de poder orientado a la mercantilización de las vidas,  condicionando   acciones,   pensamientos y  desnudando    lo  irracional de un régimen económico  reproductor del canibalismo social.  En dicho cuadro,  los dueños del poder real  junto a  sus capataces actuando  en  diferentes gobiernos,  temen a la irrupción de las secuelas de lo desconocido,  por  los   descalabros  estructurales, mayor ímpetu de los conflictos internos  y erosión de la legitimidad institucional.
La economía mundial en la  actual etapa,   expresa  una unidad en el modo de acumulación del capital,   logrando por intermedio  del neoliberalismo  remodelar  la forma de acumulación y reproducción económica,  por consiguiente  la  presente  depresión  alberga un crac de los fundamentos de la organización  productiva,  permitiendo ubicar   la salida solo  a través  de una profunda  transformación estructural junto a los demás aspectos enlazados. Lo letal del virus se conjuga   con  una compleja materialidad superando a los propios estados y lineamientos privatistas en salud pública,  limitaciones en la seguridad social, elevados niveles de pobreza y precariedad laboral.
Existen  cuestiones demostrativas (cuidadosamente camufladas) del nivel alcanzado por la mundialización del capital  debilitando sistemas sociales y afectando la seguridad de las naciones,  haciéndolas  dependientes de un sistema de producción, distribución y consumo, fuera del control de las autoridades políticas, utilizando a los estados como  último recurso,    efectivizando   medidas de salvatajes   garantizando   préstamos a empresas,  asumiendo   como propio el paro técnico -  haciendo   lo necesario para preservar al régimen ante la presencia de fuerzas anticapitalistas – preparando  la vuelta de algún tipo de “normalidad” brindándole  condiciones   de  riendas sueltas  a la explotación a fin de recompensar las pérdidas de ingresos así, en ( Paraná provincia  de Entre Ríos,   los empleados de comercio,  luego de la apertura de los locales  trabajan 9 hs corridas,    en medio de una gran propaganda gubernamental, sindical y medios de informaciones demostrando su beneplácito por el hecho,  cumpliendo   con la  meta  de aumentar en 1 hora  la jornada laboral)  mientras recrudecen las medidas de  austeridad presupuestaria para  hacerle frente a la  cuantiosa  y fraudulenta deuda externa, sin demostrar la mínima convicción política  de investigarla,   agravado por las dinámicas  de un norte salvador del sistema a cualquier precio.
En realidad la “famosa normalidad del mundo” estallo en mil  pedazos, reflejando  disimiles  objetividades actuando  simultáneamente  en distantes  geografías,   precipitándose  hacia la desconstrucción de  lo construido, permitiendo  vislumbrar  lo peor de la peste en  el descuido del ser humano y  el horroroso espectáculo de muertes   como algo corriente.   Situaciones confluyentes  con   la urgencia de profundizar las acciones  hacia las  transformaciones  masivas en “favor de la vida” respetando  los hechos emanados de las objetividades,  como aquel mostrando   a la economía  motorizada por millones de personas y no únicamente  por las famosas inversiones en lo esencial especulativas.  
Ahora bien, los  límites infranqueables encontrados por el régimen no implican  el fin de la hegemonía política y social de la burguesía como clase y menos su muerte,  quienes  están  comprometidos con sus designios, no siempre encuentran las vertientes expulsoras  de esa   mortífera lógica,  debiendo  centrar su atención en un hecho singular relacionado a  la crisis  como expresión de una evolución histórica del pensamiento económico y del modelo de producción y consumo. Si la duración del actual estado de cosas se prolongara indefinidamente en el tiempo, dificultaría  las posibilidades de imaginar otras formas de actuar, pensar y funcionar de modo radical, en tanto, el sistema   dio todo lo capaz   dar, solo puede seguir ofreciendo más del mismo, creciente desigualdad, mayor explotación, desposesión,  destrucción de la naturaleza y patriarcado.

 Imposición del realismo mágico.
Fuera de la percepción del  conjunto de los pueblos,   de un día para otro comenzó a escaparse  como agua entre los dedos,  una idea en lo aparente  ultra moderna,   exclusiva,  singular, vanguardista, ubicando  la existencia de la base  economía mundial  en la llamada “inteligencia artificial”  emergiendo  como un confín  económico inevitable con difusas     soluciones a problemas individuales y colectivos.
Dicho dogma obtuvo desarrollo mundial entre los años (2015-2020)  generando  excitación colectiva a partir del  establecimiento de  una suerte de “verdad privada” como horizonte obligado para el conjunto,  acompañado  por  discursos alejados de los aconteceres    convirtiéndose en una verdadera impostura.  Desde el año (2010) se produjeron  grandes cambios en las tecnologías digitales,  al encargarse de hacer  “peritajes de lo real” a velocidades superiores a las  capacidades humanas,   enunciando una verdad siempre acotada, así,  la veracidad  religiosa enuncia dogmas  y exige obedecimientos, del mismo modo y  la (IA) enuncia verdades parciales con  fuerza  y porcentajes destinados  a  ser obedecidos,  haciendo ver  a las “técnicas” (por primera vez en la historia)  dotadas de un “poder de mando”  aunque lo más grave radica en sus   objetivos  enfilados   a responder a los intereses privados y organizar a las sociedades  de formas más optimizadas acorde a sus necesidades.  
Entendidos en la materia aducen   la existencia de un estado iniciático,    desarrollado con la aparición de los Smart  Phones,  conteniendo aplicaciones capaces de aconsejar sobre situaciones cada vez más  extendidas en el movimiento  dado,    imponiendo el “haga esto” o “no haga lo otro” ligado a la globalización e instando  al consumo,   surgiendo  luego  los “asistentes digitales”  virtuales, y,  más adelante  los “altoparlantes conectados”   con el   objetivo  mantener una relación semejante a la natural, intima, corpórea  con los usuarios, vinculadas a los conocimientos evolutivos de los actos humanos. Paso a paso  lograron    imponer la ilusión  de ser un fenómeno beneficioso  para el progreso humano,  cuando en realidad (en las actuales condiciones) es solo un instrumento al servicio de las empresas, la velocidad del  desarrollo de los sucesos  no significa únicamente  ir más rápido, sino  ante todo, negar  el derecho a las determinaciones de modo libre  en la pluralidad contradictoria.
En los años 70 la automatización de las empresas se realizó en espacios de trabajos peligrosos y nocivos,  en cambio en la actualidad   se aplican a oficios y profesiones donde se requiere mayor competitividad,  teniendo como  meta   la sustitución de  las inteligencias naturales, poniendo  a hombres y mujeres – mujeres y  hombres, bajo el doble imperativo de mercantilización integral de la vida y una optimización continúa de la vida colectiva, promoviendo un anti humanismo radical, a través de lo cual,  se busca instalar  una suerte de utilitarismo generalizado e  higiene social. Lo medular  radica en la  deshumanización, ya que,    la capacidad de pensar,  elegir libremente,  y,  la libre expresión de la autonomía humana, son  puestas al servicio de sistemas propagadores de luz propia  al margen de la sociedades,   apuntando  a la ampliación de los controles sobre la población, a pesar de lo cual,  el Covid 19 se encargó de evidenciar su estado invalidez,  ya que  las soluciones no se originan    en el control absoluto de las cosas, sino atendiendo las fallas aparecidas con asiduidad.
Otros de los delirios derrumbándose es el denominado “trans humanismo” (una suerte de movimiento seudocientífico y en general cultural, cuyo objetivo es mejorar la raza humana gracias a las tecnologías a nivel físico  mental) y el sentimiento de híper potencia característico de la industria  digital en los últimos diez años, quedando expuesto  pues   las tecnologías no llegan a reparar los defectos humanos. Lo  echado por tierra   es el “gran mito” creado  en torno a las empresas ligadas a los nuevos avances,  presentadas  como capases  por si solas,  de modificar el curso de la vida terrestre,  ese trans humanismo promovido por Silicón Valey con Bill Gattes (mayor exponente del filantrocapitalismo) intento   crear un súper hombre a través de  tecnologías milagrosas,  observándose  a las variantes del solucionismo tecnológico funcionando  como el realismo mágico, pretendiendo  mostrar lo irreal y extraño como algo cotidiano y común, su discurso aduce a la tecnología resolviendo multitud de problemas al margen  del ser humano,   dicho de otra manera, generan desmovilización  y atomización  proponiendo pereza y desinterés por las cuestiones sociales comunes.
Sin ser una  excusa,  la celeridad de la aplicación “tecno ideológicas”   impidió de alguna manera la formulación de críticas,   auspiciando    el convencimiento de ser un destino marcado,   de lo incompleto de la creación de  dios  por la existencia de  un mundo invadido por los defectos. En relación,  lo primordial es evitar   negar lo real  partiendo de las existencias concretas,   elaborando  en conjunto una armonía justa e igualitaria en todos los aspectos de la vida,  según los principios de dignidad y solidaridad,   desechando  los interminables discursos  sobre las ideologías del futuro,  ocupándose  más de las políticas presentes, reales, siendo conscientes de la diferencia  entre el  logro de un porvenir común y un futuro de fantasías en beneficio de la propiedad privada de los medios sociales de producción.

Mientras, en el país  se asiste a una peligrosa parálisis económica y social,  miedo al mañana, sensaciones de ahogamientos, inseguridades permanentes,  falta de repuestas en consonancia con las situaciones creadas y efectos físicos psíquicos aun no evaluados,    deslizándose  hacia una convulsión prolongada  en medio de la desesperación de las fuerzas políticas de la burguesía, cada vez más  desvalorizadas ante la sociedad y la crisis de las fuerzas de izquierda debatiéndose entre lo posible y lo  necesario para aportar decididamente a la construcción de un nuevo mundo.
Atrás quedo el tan mentado discurso de la “unidad nacional”  esfumándose    a la vista de todos a consecuencias de la confrontación entre las fuerzas políticas representantes de los intereses de la burguesía,   expresándose más agudamente  en la parcialidad  gobernante. Nos encontramos con  una crisis extrema del sistema, sin organizaciones políticas y sociales en condiciones  de  conducir  la sociedad,  con  una  denominada “oposición” defensora  del régimen  solo atinando  a participar por intermedio de acciones descabelladas, aisladas de los  sentimientos de las mayorías,  sumándole la lamentable inmovilización popular, fogoneada desde el gobierno y apoyada por singularidades políticas sociales defensoras del actual estado de cosas.
Hasta ahora  dio   resultados  la práctica de manifestar que luego  del Covid 19 “nada seguirá siendo igual”  sin explicar los porque y la dirección de los presumibles cambios,     requiriendo de  la imperiosa necesidad de participación obrera  popular en la resolución de los conflictos. Todo hace ver una pos pandemia con mayor explotación, exclusión social, desigualdad y patriarcado, evitándose   únicamente con la organización y coordinación de los accionares de los sufrientes y pensantes  aun portando las muletas de los esquemas superados por la vida y la falta de unicidades  indispensables,  por lo cual,    rescato una  idea  (o parte de ella)   de Antonio Gramsci, expresando, cada acto histórico es ejecutado por el hombre colectivo,  presuponiendo  el agrupamiento  de una unidad “cultural social”   en base de una concepción igual y común  del mundo.                                                        

Al  paso

Sin embargo es justo reconocer lo acertado de la posibilidad de estatizar al conglomerado Visentin, cuestión a resolver en el parlamento. No solo es justo sino necesario, a fin de frenar a las  mafias gubernamentales y empresariales  dedicadas a saquear con toda impunidad  lo bienes comunes,   en este caso específico en los marcos del gobierno saliente de Mauricio Macri.  No deja de ser una medida eminentemente economicista  con sus  connotaciones acordes, alejada de algunas visiones de las izquierdas viviendo de la teta del estado,  propagando  una inaudita postura sobre la   posible transición a  algo (por no animarse a decir al   socialismo, conscientes de lo descabellado del planteo)  en ocasiones, solo en ocasiones, utilizando  la figura de Lenin para tratar de argumentar tamaño  deslinde. 
En este sentido,  posiblemente sea  un aporte   recordar  que  el concepto de transición figura  en el “manifiesto comunista” elaborado por Carlos Marx y Federico Engels publicado el (21 de febrero de 1848)  aunque  su aplicación se encuentra sujeta como “condición necesaria”  al ascenso de los trabajadores al poder, es decir, el derrocamiento del gobierno de la burguesía  y el establecimiento de un poder revolucionario, se refirieron  al  “proletariado organizado como clase dominante”- en una línea similar,   el eje de la política Bolchevique en la Rusia Zarista,  según lo establecido en las “tesis de abril” (4 de abril 1917) gira  en torno al esclarecimiento entre  las masas  del  carácter de clase del gobierno provisional en funciones, representante de  los intereses de la burguesía y terratenientes, de allí el planteo de “todo el poder a los soviet”  Lenin  delinea  un “programa de gobierno revolucionario “ para salvar a Rusia de la miseria, la guerra y el hambre,  haciéndole frente a la  incapacidad de la regencia  provisional de la burguesía  para  hacerlo y  siendo  totalmente claro en relación al programa levantado  “la conquista del poder por el proletariado, con el partido bolchevique a la cabeza y la implantación de una democracia revolucionaria de verdad.  No exigía al gobierno provisional la transición al socialismo (hubiese sido una incoherencia)  planteaba la transición siempre y cuando se implante por vía revolucionaria, es decir con el poder político en manos de los revolucionarios. La lógica de la política transicional, convocando a las masas trabajadoras a exigir a los gobiernos burgueses la puesta en práctica de “medidas de transición” como formas preparatorias del ejercicio del poder, rompe con los presupuestos básicos de la acción revolucionaria definida por el Marxismo.
Quizás debieron referirse al  exponente del “programa de transición”   León Trotski  (fundador de una corriente dentro del marxismo).  Independientemente de estar de acuerdo o no con aquella posición, se la debe  ubicar en un proceso de   búsqueda de los mejores caminos para el triunfo revolucionario y eso es lo esencial, todo lo demás es debatible. Tómese lo expuesto como un comentario al paso.

 remedijuanalberto.blogspot.com                                                junio 2020

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