Lo determínate de
algunos hechos históricos
Juan Alberto Remedi marzo
2020 Paraná (Entre Ríos)
Uno de los puntos de partida para el abordaje de
aspectos generales del devenir histórico,
es remitirse (entre otros aspectos) a la filosofía clásica Alemana considerando “lo ideal”
en toda su dimensión real, como una relación de lo “ideal en general” con lo
“material en general” con la mutua conversión de ambos aspectos en un proceso innegable de la misma trasfiguración. Carlos Marx, apoyándose en los estudios de sus antecesores entre ellos, Friedrich
Hegel, expuso sobre la evolución real de la “actividad vital humana” donde la acción material del “hombre social”
comienza a producir no solo un producto material, sino también un proceso ideal (conversión de lo material a lo
espiritual) una vez surgido lo ideal, deviene en un importante componente de la actividad del hombre y comienza a ejercer la función opuesta de la materialización, dos hechos cerrándose,
conformando ciclos, al final de un proceso
deviene el inicio de otro opuesto a él, conduciendo a un movimiento espiralado dialectico, inherente únicamente a la
actividad del “ser social”.
Esa labor, en conexión con distintos componentes
de cada tiempo, posibilito en el
siglo XV la ofensiva plurisecular de los mega saqueos de América Latina, África y
Asia, culminando a lo largo del
siglo XIX devorando a casi la totalidad
de la periferia - en este sentido (el
mundo del 1900 se presenta decididamente occidental por la integración burguesa del espacio original, sus amplias colonias y semi
colonias) el aburguesamiento general del siglo XVII con expresiones
notables en la revolución industrial Inglesa, las
transformaciones dinamizadas por la revolución Francesa, seguida por las
guerras napoleónicas, coronaron el control total del planeta, mientras los
pillajes conformaron un plus histórico
denominado “acumulación originaria” asimilado por Estados unidos y Europa bajo la forma de “civilización occidental”
acelerando la creación de un gran mercado
interno, industrialización, desarrollo científico técnico, utilizando la
larga crisis Europea del siglo XVII para
eliminar restos pre capitalista y digerir las riquezas acumuladas de las depredaciones periféricas.
Implicancias de las formas
organizativas del trabajo -- adquiriendo en cada momento y
lugar un carácter específico, tanto en lo técnico como en lo jurídico,
contribuyo a la configuración de las sociedades y sus
formas organizativas, delimitando diferentes
épocas de la humanidad, esclavitud, feudalismo, capitalismo, socialismo.
Lo trascendental es su injerencia
en la socialización de los seres desde
lo familiar, complementado con lo
educativo en variados niveles,
culminando con la incorporación a la cadena productiva, desvirtuada en el presente a consecuencia de
las limitaciones de un régimen transitando la senilidad.
En la sangrienta travesía del sistema, se han producido grandes luchas obreras, junto a
diferentes sectores populares e inhumanas represiones, manteniéndose vigente el elemento
central propulsor la “contradicción trabajo – capital”. Ante lo cual, necesariamente se debe volver la mirada hacia
un hecho trascendente para la vida de los pueblos, la “revolución Francesa” (24
de febrero 1848 – diciembre 1851) la
caída de Luis Felipe y formación de un
gobierno provisional, donde todo era provisorio, proponiéndose en principios una reforma
electoral para terminar con la dominación exclusiva de la
aristocracia financiera, esgrimiendo
tres derechos fundamentales (libertad, igualdad y fraternidad) siendo el prólogo de la revolución en acecho. Como en
todo accionar signado por las
movilizaciones sociales, se profundizan las dicotomías, haciendo estallar
el conflicto verdadero con el pueblo
tomando las calles y el proletariado
armas en mano imponiendo su
sello de “republica social” como contenido fundamental de la revolución,
siendo derrotados mediante una alianza orquestada y nucleada en el llamado
“partido del orden” avanzando sobre los
movilizados al grito de familia, religión y orden, hasta
que, en el mes de junio de 1848 el proletariado de Paris fue ahogado en sangre
y el 2 de diciembre de 1851 la “república parlamentaria” de la burguesía
se adueña del poder, decretando la persecución,
encarcelamientos, torturas,
muertes y destierros de los insurrectos, imponiendo la anarquía en
nombre del orden y restituyendo el poder al mando imperial. Gano la burguesía, perdió el proletariado, así de simple en su
inmensa complejidad, a partir de lo cual, la triunfante clase social acelera la marcha hasta la ocupación total del mundo, cabalgando sobre
la llamada “paz de los 100 años” transcurridos desde las guerras napoleónicas
1815 hasta el comienzo de la primera guerra mundial. Nuestro país fue parte de
esas epopeyas, en el año 1879 se producía la primera huelga
de la unión tipográfica por aumentos de salarios, y, en 1890 se realizaba el acto del primero de mayo reclamando las 8
has de trabajo, demostración fehaciente de la dinámica adquirida por la contradicción
fundamental.
Durante los siglos
XVIII - XIX los imperios británicos, portugués, español y francés comienzan a
retirarse de América, concentrándose en Asia y África, enfrentándose en los años (1914-1918) con la finalidad de
repartirse las nuevas colonias, convirtiéndose en la
primera conflagración mundial, como
resultado de la misma, se desplomaron
los imperios Alemán, Austro Húngaro, Otomano y Zarista, favoreciendo a
los británicos, quienes
impusieron sus reglas e instituciones
militares, culturales y la libra
esterlina como moneda de intercambio comercial,
conformando un momento clave en
el desarrollo del mundo y por ende de la contradicción mencionada, definiendo el “final del ascenso de occidente”. Al compás de los hechos, con fuerzas de huracanes en el año 1917
triunfa la primer revolución obrera del
mundo en Rusia, con la decidida participación de obreros, campesinos y pueblo en general, muchos nucleados el partido Bolchevique dirigido (entre otros) por Vladimir Lenin y León Trotski,
viabilizando el primer gran desprendimiento
de occidente, creando simultáneamente la Unión soviética, dando vida a otro acontecimiento que conmovió al planeta antítesis del capitalismo, por representar los
intereses de la clase obrera y sus aliados.
Supeditar los trabajadores al capital fue y es una constante, en ningún momento o
circunstancias se abandonó el objetivo, avanzando
luego de la primera guerra mundial con la aparición de los regímenes fascistas en Italia y Alemania. Según opiniones de Vladimir Lenin (los embriones del fascismo pueden detectarse
entre, fines del siglo XIX y principios del siglo XX acompañado la “revolución industrial” y el
enfrentamiento de clases existente) en
la Europa prospera e imperialista del siglo XIX, en lo más alto del sistema de poder residía una pequeña elite financiera actuando como garante del equilibrio y la paz
interior, surgiendo en su seno los
primeros brotes Fascistas, anunciados por Friedrich Nietzsche y George Sorel, como el restablecimiento de las jerarquías sociales
vigorosas, autoritarias, rejuvenecedoras
de occidente. Una vez más Argentina fue parte de esas protestas, en el año 1902 (entre otras) se inició una
nueva etapa de luchas proletarias contra la miseria, desocupación y reconocimiento de las
organizaciones sindicales, luego sobrevino
la “semana trágica” gran represión y
masacre del movimiento obrero bajo el gobierno radical de Hipólito Irigoyen y
en el año (1920 1921) los hechos de la Patagonia rebelde, bajo el
mismo gobierno mencionado.
Circunstancias no siempre recordadas jalonaron hechos notables, como la
conformación de la “organización científica del trabajo” (OCT) impulsada por el
ingeniero norteamericano Frederch Taylor (de ahí el termino taylorismo) para hacer realidad la aspiración perseguida por los empresarios desde los inicios de la
industrialización, consistente en la
subordinación total del trabajo al capital a fin de lograr aumentos en la productividad, requiriendo en su logro la eliminación de cualquier forma de resistencia
obrera e imposición de una serie de
ensayos decididos por los empresarios,
basados en la determinación e investigación de los movimientos de los
tiempos empleados por los obreros en el desempeño de sus funciones a las órdenes de capataces y gerentes. No se
trata únicamente de una separación
física, sino también mental entre, las actividades de diseño y las ejecutoras
materiales de la producción, en relación (le
sucedieron otros modos temporales de
producción como “el Fordismo” aplicado en la industria automovilística por
Henry Ford en el año 1914, con la aparición de la línea de montaje y el sueño de todo capitalista el movimiento
perpetuo de la fábrica con una celeridad nunca antes conocida, inaugurando el
despotismo absoluto de los tiempos y movimientos. Posteriormente
apareció el “toyotismo” creado por Ohono, en Japón en la década del 70 del siglo XX, con
la modalidad del sistema justo a tiempo, donde las piezas necesarias para el montaje
deben incorporarse a la cadena en el momento justo y la cantidad necesaria,
incorporando además la eliminación
de stocks)
Uno de los elementos faltantes para
liberar el ciclo favorable al fascino era el desarrollo de las crisis, no solo en la dimensión económica sino
también política, emergiendo en Italia en el año 1922 inmediatamente después de la primera guerra
mundial (luego que occidente se
convirtiera en el amo del mundo, coincidiendo ambos acontecimientos en un corto espacio de
tiempo) posibilitando la llegada al poder de Benito Mussolini,
quien subordina a los sindicatos a la
patronal mediante el “pacto del Palazzo Vidoni”
en octubre del año 1925, refrendado luego en la constitución laboral la “carta
del lavoro” sancionada en el año 1926. En Alemania se manifiesta en el año 1929 en momentos de la “gran
depresión” creando las condiciones para la llegada de
Adolf Hitler al poder en el año 1933 y dar inicios a la segunda guerra mundial entre los años
(1939- 1945). La obsesión del fascismo Alemán
era capturar, vencer y arrodillar a la ex Unión Soviética (URSS) exigiendo para lograrlo la vuelta a las condiciones laborales del año 1918,
implementando la destrucción de todo sistema de protección
colectiva y derechos laborales, mientras restituía de modo total el poder al
empresariado, legalizado por medio de la “ley orgánica del trabajo nacional” puesta
en vigencia el día 20 de junio de 1934, restableciendo así, la absoluta
autoridad mediante la figura de “líder de empresa”. Mientras en terruño se vivían las
consecuencias del golpe militar contra el
gobierno de Irigoyen en el año 1930
con los ecos de las luchas y la combinación
del patriotismo aristocrático, la admiración por el fascismo Italiano y
el sometimiento colonial del imperialismo Ingles, apareciendo además entre
los años (1936-1943) una serie de
huelgas de las costureras Tucumanas en
demanda de mejoras salariales y contra la precariedad del trabajo a domicilio.
Como si fuese algo calcado una vez derrotado el movimiento obrero, implementaron más audazmente los lineamientos
de la “organización científica del trabajo” (OCT) impulsando a las
corporaciones a remodelar la “organización social” esgrimiendo un modelo militar jerárquico como único
ejemplo de capacidad productiva y pilares más importantes de la fuerza política
del estado, imponiendo la “colaboración de las clases” en base a una
dinámica sancionada por la autoridad fascista. Lo complementaban con otra
característica el “trabajo
esclavo” en las zonas ocupadas, formulada entre los años (1937-1939) considerando a la oposición como cuerpos humanos a disposición del capital, estableciendo una de las “formas de
exterminio” figurando una especie de
“selección natural” cayendo primero los más
débiles, desplegándose en su totalidad
entre los años (1941 -1942) coincidente con la reacción del ejército rojo y los
primeros reveses de los alemanes en la Unión Soviética.
Entre los finales de la segunda guerra mundial y
comienzos de los años 70, se verifica un
periodo favorable para Estados Unidos, surgiendo como
“gran potencia” prestamista de Europa a través
del plan Marshall y los llamados milagros económicos de Alemania occidental e
Italia. Hechos presentados como superación de la decadencia, el adiós a la crisis de los años 30 – aunque al decir de Jorge
Beinstein, fue tan solo la
rehabilitación de más de dos décadas
sostenidas por las muletas de Keynesianismo militar de Estados Unidos y
de intervención estatal dinamizando la oferta y la demanda de los países
capitalistas centrales, agotándose hacia fines del año 1960, hasta hacer crisis en la década siguiente dándole vía libre al capitalismo financiero, la
droga Keynesiana calmo los dolores del enfermo brindando mejoras pasajeras, inoculando al mismo tiempo venenos que solo lo agravarían su estado. Periodo estampado por la existencia de la Unión
soviética junto a de nuevos
desprendimientos de occidente con la revolución China y Cubana, jugando un decidido papel de contrapeso ante
las exigencias del capital. En el
país, juan Domingo Perón llegaba a la presidencia,
acompañado de importantes luchas en lo fundamental
obreras, el cual, respondiendo en partes a esas
exigencias, hizo efectivos los derechos ganados en las luchas pasadas, creando
en general mejores condiciones sociales, hasta ser derrotado a través de un golpe de estado de la contrarrevolución en septiembre del año 1955.
Un hecho de características singulares toma formas con el golpe de estado Onganiano del año 1966
autodenominado “revolución argentina” presentada como fundadora de una nueva república, lo peculiar residía en que “por primera vez en la historia” un
golpe se abocaba a la reconstrucción
integral de la sociedad para extirpar el cáncer (no siendo casual,
sino un intento de respuestas elitista y reaccionarías a las movilizaciones obreras y populares de los años 60-70) imponiendo los preceptos a través de la “doctrina de
seguridad nacional” formulada por los Estados Unidos a fin de volcar el poder represivo de las
fuerzas armadas contra las estructuras de base e intermedias del “movimiento obrero organizado” a partir de ahí, contra cualquier sector
opuesto a sus designios considerándolos “enemigos internos” o agentes de la
subversión marxista, al son de defender los intereses de la burguesía industrial
monopólica.
Recurrentemente el Crak
se hace sentir con la crisis petrolera mundial de los años 1970 acompañada
de la estanflación
y la declinación tendencial de la tasa de crecimiento económico global, motorizadas por las potencias económicas
centrales, en consonancia, el presidente
Norteamericano Richard Nixon el año 1971,
decreta unilateralmente el fin del patrón oro dólar, iniciando un
productivo proceso de emisión sin
respaldo oro, escoltado por las protestas del mayo Francés en el año 1968 ,
junto a los acontecimientos autóctonos,
el Cordobazo en el año 1969, decisivo en
la caída de la dictadura militar del onganiato
con el simultaneo emerger juvenil con la consigna por la “patria
socialista”.
0rganicamente
la recomposición de los sectores más reaccionarios comenzó a
dar sus frutos en la segunda presidencia de Perón signada por grandes movilizaciones obreras junto a otros sectores
sociales, coexistiendo con la presencia de bandas civiles y parapoliciales como la
alianza anticomunista argentina (AAA) en un accionar posibilitador del golpe fascista cívico militar del año 1976, continuación del golpe contra el gobierno de
la “unidad popular” en Chile, ambos aplicando el terrorismo de estado, referenciando el
inicio de una “nueva época histórica con la preponderancia del capital financiero a
nivel internacional” imponiendo nuevas formas
de organización tanto del trabajo como de la sociedad a través
de represiones contra los dirigentes obreros, sociales, mujeres, jóvenes,
encarcelamientos, torturas, muertes, secuestros, campos
de concentraciones, robos de
niños, al son de la lucha contra la llamada “subversión” y las organizaciones
armadas de la época, aunque el foco principal estuvo puesto en el
desmantelamiento total de la dirigencia obrera
juvenil o no juvenil de base, en lo medular antiburocrática, con fuertes expresiones en las comisiones internas
fundamentalmente fabriles acompañadas por las de los gremios de servicios. En
la coyuntura, la crisis del
capitalismo central sigue agravándose,
perdiendo vigorosidad productiva entre
los años (1970-1980) al son de la
expansión en su seno del parasitismo.
Se llega así, al último cuarto del siglo XX principio
del XXI con mayor explotación y acumulación,
superpuestos, combinados e inseparables
de las innovaciones científicos técnicas (informática, microelectrónica, ingeniería
genética, nanotecnologías e inteligencia artificial) coordinando en el
curso dos elementos centrales -
desvalorización de la fuerza del trabajo – flexibilidad laboral. situación
conducente a la convergencia
internacional del “fin del auge neo liberal en el año 1990” el lanzamiento de una “fuga hacia adelante”
(militarista) apuntando hacia la conquista de Eurasia, acompañado por el derrumbe de la “unión soviética”
el día 25 de diciembre del año 1991. Stella
Calloni - Víctor Ego Ducrot, expresan en
“recolonización o independencia” que, en dicho periodo el economista John
Williamson (investigador del instituto internacional de economía) de Washington,
elaboro diez recomendaciones de reformas económicas, obteniendo el respaldo del departamento del
tesoro y el poder económico, llamado “consenso de Washington” insistiendo en
medidas de ajustes estructurales para el
mejoramiento de las diversas economías, eficiencias y competitividad (una vez más
la obsesión de mayor productividad se expresa crudamente)
imponiendo, la reforma tributaria
– disciplina fiscal – disciplina monetaria – política cambiaria –
liberalización comercial – liberalización financiera – liberalización de
inversiones extranjeras - liberalización
de los mercados internos y derechos de propiedad – privatización de empresas
públicas – reducción del tamaño del estado. El presidente Carlos Menen en el país (1989-1999)
fue uno de los mejores alumnos y propulsor de tamaños ajustes contra los trabajadores y sociedad
en general.
Los gobiernos pos dictadura fascista, surgidos del voto ciudadano, entre ellos, el
de Raúl Alfonsín (1983-1989) convocante
a la formación de “comisión nacional sobre desaparición de personas” CONADEP (hoy con
un oportunismo sin límites, sin pedido de nadie presentado como padre de la patria, dejando
de lado cualquier mención critica) prepararon las
condiciones propicias para el desarrollo
de los acontecimientos del mes de diciembre del año 2001, terminando
con la presidencia de Fernando De la Rúa
que “se vallan todos” la asunción
de Adolfo Rodríguez Saa y
posteriormente de Eduardo Duhalde como
presidente en el periodo (2002-2003).
Dentro de la convulsión
reinante, el día 16 de octubre del año
2003 los presidentes Néstor Kirchner (Argentina) y Lula Da Silva (Brasil) reunidos
en Buenos Aires firmaron un documento el “consenso de Buenos Aires” opuesto al
de Washington, en momentos del auge de “gobiernos progresistas” y en otros casos de “izquierda”
con Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia. Llegándose en el año 2008 al colapso de la burbuja financiera, junto al
despliegue de crecimientos anémicos
en occidente y desaceleramiento de la
economía China, expresando con nitidez el “comienzo de la decadencia” (entendida como, una evolución
prolongada donde coinciden los indicadores
como, la reducción sistémica del ritmo
de crecimiento económico hasta llegar a
la retracción, declinación social generalizada, degradación institucional y
hegemonías parasitarias).
Seguir manejando la organización del trabajo a
escala global, impulso a los sectores más reaccionarios internacionalizados a
reflotar las ideas fascistas, apareciendo como “neo fascismo” en nuestro caso periférico,
absorbiendo componentes de la vieja experiencia
pero siendo más pragmático, no rechazando la democracia burguesa, sino utilizándola en
su favor, mimetizándose en ella, poniéndola al servicio de sus planes de mayor
explotación, racismo, desposesión y autoritarismos, fenómeno inherente a la época del “capital
financiero global” con sus consecuencias de reproducción parasitaria,
fragmentación social, transcolonizacion y rupturas de las integraciones nacionales. El viejo fenómeno renovado aparece como un desafío superior, anidando una capacidad
letal mayor sobre sus víctimas potenciales “la humanidad toda” e instalando en la
región regímenes con lineamientos “neo
fascistas periféricos” como el gobierno de Mauricio Macri en nuestro país, Jair
Bolsonaro en Brasil y el surgido
del golpe de estado racista y neo fascista en Bolivia, sumándole los intentos
golpistas y de intervención militar
norteamericana en el hermano pueblo Venezolano y el refuerzo del arcaico bloqueo a Cuba socialista.
Bien, la nueva universalización
de la contradicción en ciernes , atraviesa uno de sus grandes ciclos bajo la
forma de reconfiguración de las relaciones de las clases entre “naciones y
capitales” con nuevas tendencias en las relaciones sociales planetarias, a saber - ampliación mundial de la escala de
salarizacion en baja- incorporación de nuevos territorios a los circuitos
desregulados del mundo- rupturas de las
barreras naturales, requiriéndoles borrar los registros de la memoria activa
histórica colectiva, rompimientos de resistencias e imposición sobre tierra arrasada el nuevo mundo del
capital. Su nervio central reside en la confrontación global expresada en la fragmentación y mundialización de los procesos
productivos - avances en las tecnologías
de la información (TIC) rompiendo barreras temporales para la movilidad del
capital gestándolo las 24 horas del día - expansión en (calidad y velocidad) de los
medios de trasportes - crecimiento de
las migraciones de las fuerzas de trabajo del sur hacia el norte. Se sustenta en la
“violencia” aunque quizás, de modo más abstracto o despersonalizado,
acompañado por la subordinación de la ciencia al
capital, produciéndose en ese arco, un salto cualitativo en la mercantilización de
los vínculos sociales, a través de las
privatizaciones de los servicios de salud, educación, jubilación,
imposición de la flexibilidad laboral y precarización de la contratación. Mauricio Macri en el país, fue la fiel expresión de lo señalado.
Expropiar a los
expropiadores – reflexionar sobre las nuevas formas
de dominación y su otro componente la “resistencia e insubordinación de las
clases subalternas” conduce a estimar los cambios efectuados en la composición de
las fuerzas del trabajo, con la nueva figura el “trabajador colectivo globalizado” en los procesos productivos, pero
sustentados nacionalmente, en la evolución del control estatal del capital como espacios de construcción de hegemonías. Por lo
cual, la comunidad material del trabajo
universal y la imprescindible solidaridad, necesita ser pensada a partir del punto donde
se encuentran, enfrentan y combinan, el trabajo objetivado y el trabajo vivo,
trabajo pensado y trabajo materializado, en ese lugar donde se origina con
toda crudeza la contradicción expuesta.
Cabalgando sobre esa
dinámica, el imperio empujado por sus estrategias de recomposición,
negando la supervivencia de la mayor parte de la humanidad, crea las
condiciones para su propia caída, encontrándose frente a una encrucijada, si no hace nada se sigue hundiendo y si hace
lo dictado por sus intereses se hunde más rápidamente. En base a lo expuesto, el debate sobre una posible nueva civilización
no es teórico, sino practico,
se trata
del reemplazo de un modo de vida por otro, en un permanente aprender haciendo
de los pueblos aplicando sus propias experiencias.
Una nueva crisis
económica planetaria toma cuerpo
manifestándose es el colapso
desencadenado el día 9 de marzo con la explosión bursátil trasladándose a todos
los ámbitos de la civilización, atrás quedo el descenso de la tasa de
crecimiento y el tremendo freno de la producción en China, sobreviniendo el derrumbe del precio del petróleo, el desplome de las bolsas
generador del pánico en los mercados financieros, con nefastas consecuencias para las economías latinoamericanas por la caída de los precios de las materias
primas, salida de capitales y grandes devaluaciones en Brasil, Chile, México.
Nos encontramos ante un
desafío civilizatorio sin parangón e incertidumbres acerca de sus desbastadores alcances,
donde la humanidad debe resolver extraordinarios desafíos, calentamiento global, desigualdad, proliferación
militarista de recursos de destrucción
masiva, gestándose en su interior nuevas
formas organizativas del trabajo, aunque
en circunstancias diferentes ya que, la fundamentada disyuntiva de “socialismo o
barbarie” ha sido reemplazada por el nuevo dilema expresado en - defensa del régimen capitalista o defensa de
la vida en el planeta. Resolverlo en
favor de los intereses de la mayoría de
la humanidad es el desafío de los
sufrientes y pensantes, asunto demandante
de una comprensión adecuada en los diferentes segmentos sociales acerca de los momentos vividos, junto a una mayor unicidad y coordinación de los
accionares orientados hacia el cumplimiento de dicho objetivo.
Nuestro país no está aislado de dichos aconteceres, el actual gobierno se
encuentra sometido a grados inciertos de protestas de la mayorías y
condicionamientos salvajes emanados de un deuda externa ilegitima, ilegal y
fraudulenta, ascendiendo según
opiniones de diversos economistas a 310
mil millones de dólares, de estos (110 mil millones están colocados en ANSES)
el fondo monetario internacional (FMI) banco mundial (BM) club
de Paris, suman en conjunto 70 mil
millones de dólares y los bonos en manos
de inversionistas privados 130 mil millones de dólares. En momentos donde
las ilusiones de pagarla con recursos extraídos de los yacimientos de vaca
muerta se han hecho trizas, se debe potenciar la voluntad política para investigarla,
suspendiendo los pagos mientras dure la
investigación y tener claridad a cerca de lo que debiera ser pagado y que no.
Fuimos
sorprendidos por la pandemia del coronavirus (Covid -19) una
nueva cepa de la ya existente manifestándose como un síntoma de la
globalización e irracionalidad capitalista, destinando increíbles sumas de dineros en armamentos,
es decir a las muertes, quitándole recursos a las políticas sanitarias a partir de las
privatizaciones, ubicándose contra la vida. En este aspecto, creo que uno de los elementos
a tener en cuenta es la comprobación práctica
de la falsedad de los mitos (cumpliendo funciones de legitimación ideológica) en particular aquel señalando que “todo lo que el mercado no puede resolver no
tiene solución” quedando en evidencias su
incapacidad para abordar y resolver los efectos de la pandemia presente, los
estados en cambio, con la participación de las sociedades dan pasos
significativos en su resolución, observándose a nivel
mundial importantes bolsones de
solidaridades sociales, oponiéndose a
actitudes miserables de un
sistema agonizante capaz de servirse de
sus efectos para seguir imponiendo un estado de terror
global, desplazando en estos momentos 37 mil
soldados maniobrando en Europa, violando
la cuarentena y toda medida de control. Sin
dudas, el virus es concebido como un shok, maximizando la confusión al son de
minimizar la protección, utilizándolo para
salir al rescate de los oligopolios industriales hubicados en el
centro de la crisis económica, irrumpe y
acompaña el desmoronamiento del orden
establecido, mientras la organización
mundial de la salud (OMS) alerta sobre el trasladado del epicentro de China a
Europa y la posibilidad de su migración hacia los Estados Unidos.
Lo expuesto no implica desconocer los posibles efectos de la pandemia
sobre las sociedades en general, sino todo lo contrario, significa reforzar la idea de la solidaridad popular como mejor antídoto, cumpliendo y haciendo cumplir las medidas acordes con la situación, asumiendo como propias las orientaciones científicas en este aspecto,
sin pensar únicamente en cada uno y la familia de modo individual, sino en las formas
de compartir con los vecinos ayudando a los mas
vulnerables, de ese modo, colectivamente podremos hacer menos dolorosas sus consecuencias.
En un trazo grueso, blanco sobre negro, aparece claramente el
brote de un virus pasajero y peligroso,
interconectado al capitalismo
enfermedad permanente del planeta, en momentos en que lo evidente no se percibe claramente a raíz
del relato oficial del
coronavirus, intentado ocultar la
existencia de una crisis sistémica, civilizatoria, repercutiendo en el país, con
amplios segmentos sociales sufriendo
hambre o careciendo de agua potable para lavarse las manos, mientras las minorías se encuentran en mejores condiciones
materiales para hacerle frente a la pandemia en curso.
www.remedijuanalberto.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario