jueves, 14 de noviembre de 2019


Ante la posible detonación de una nueva crisis económica mundial
Juan Alberto Remedi                                                             
El movimiento del capital a nivel global anuncia un  nuevo estallido  económico,  estudiosos del tema   prevén su  explosión en el año 2020 desde los Estados Unidos hacia el  mundo.  Las  sociedades   serán testigos, una vez más, de  la  agudización sin precedentes  del enfrentamiento entre,  la burguesía con  su concepto de nación y el resto de la sociedad,  como así también  del proceso dialectico  desarrollándose entre, capital financiero, estado y capitalismo en su conjunto.
Ante lo cual,  la  situación  conduce  a examinar  el movimiento del capital   impulsado por tres contradicciones: 1) su concentración y centralización  2) internalización comercial, financiera y productiva  3) desarrollo desigual combinado y subdesarrollo de determinadas regiones. Todo ello signado por el descenso de la tasa tendencial de ganancias (declive histórico del valor mercancía)  generando  un proceso de acumulación con   trayectoria   fluctuante e irregular en  su reproducción, cuya principal corrección son las “crisis” con  la exigencia del  aumento constante de  plusvalía (explotación)   en una dinámica histórica donde el capital  fue capaz de producir lo nuevo y reproducir lo idéntico.
Se esperan consecuencias más agravadas a las del crac del año 1929, anterior a la segunda guerra mundial y del año 2008 originadas en el sector financiero,  por ser un evento cíclico  repetido  cada 52 años según el académico Nicolai Kondratieff (autorrenovacion cíclica del capitalismo).  Afectará al sistema de producción en sus entrañas, a la economía real, industria, comercio, servicios, campo, economías tradicionales y derribara el mundo del sistema financiero especulativo de creación de riquezas  a costas de “ganancias futuras” representando un capital ficticio de 160 mil billones de dólares, aproximadamente cuatro veces el producto bruto mundial (PBM)
Lo esperado  no es solo  un nuevo estallido financiero,  sino la puesta  en jaque al sistema productivo,  con origen en   el sistema de bienes y servicios, siendo precedida  por  una mayor escases de la demanda  Junto a las limitaciones  de la oferta real y  las  repercusiones  de  la llamada “guerra comercial” entre Estados Unidos – China,  por la obtención de  hegemonías  en  las tecnologías de punta (robótica, inteligencia artificial y comunicaciones)  en un  caldeado ambiente geopolítico de   tensión con Irán, Venezuela  y  problemas de crecimiento de la industria Europea.  
Los encargados de  enfrentarlas tienen   las manos atadas (entre otras cuestiones)   por  los niveles generales de deudas  superiores  a  los existentes  anteriormente.   Habrá  mayor inflación sin crecimiento económico, encarecimiento de las importaciones de bienes de consumo, de  insumos intermedios, mayor competencia tecnológica y energética, bajo crecimiento y continuidad de la merma  del poder adquisitivo de los asalariados y el nivel de vida, simultáneamente se desatara la reducción de la producción trastocando las cadenas globales  de suministros,  no pudiéndose resolver haciendo  transfusiones a los bancos centrales, ni con  los instrumentos tradicionales de política económica, monetaria o fiscal, sumergiendo   al mundo  en un  caos mayor.
Sus manifestaciones  posiblemente se den en  detonaciones sucesivas de múltiples  magnitudes  en diferentes geografías (unas  junto  a  otras o unas detrás de otras)  a través de  las cuales  se harán presentes los efectos de lo que presumiblemente  sea la “más peligrosa crisis del siglo XXI”  económica, financiera, de deudas externas, ecológica y social. 
Por ahora lo concreto es su inminente estallido, requiriendo  el análisis  de sus    dinámicas concretas,  teniendo como norte la defensa de los intereses de los trabajadores y excluidos, de jóvenes y mujeres, de colectivos populares y pueblos originarios, junto a la defensa del medio ambiente (recalentamiento del clima, escases de agua dulce,  aire toxico,  desaparición de los bosques y  especies vivas) dinamizando  la existencia de una verdadera alarma ecológica y emergencia climática.
El futuro gobierno en nuestro país,   sufrirá de lleno los  efectos   tras  la debacle económica, productiva y social  profundizada a lo absurdo  por la actual administración, sumadas a  las   incoherencias y vacilaciones internas  relacionadas a la necesidad de una auditoria de la deuda externa, fogueando    las desesperanzas   populares de la urbanidad y el campo. Una vez más, los anuncios electorales son solo anuncios,  luego viene la resolución de las contradicciones,  en momentos de hacerse insoportable el  ajuste contra las mayorías,  por significar la  condena a  la ampliación  del   genocidio por hambre y miseria.
El dilema de hierro a resolver se resume en: defender  los intereses populares o los del capital financiero internacional y local.  La  mayoría del  pueblo  expreso en las urnas su voluntad de defender los propios intereses, contra los de una minoría saqueadora, mafiosa y corrupta,  actuando dentro fuera de los gobiernos. Aún hay tiempo para evitar males mayores e implica movilización,  participación y coordinación popular en defensa de sí mismos y por ende de la sociedad toda.
                                                                               Paraná (entre ríos)  septiembre de 2019


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