sábado, 4 de julio de 2015

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Por Juan Alberto Remedi




El capital en movimiento y cambio
Por Juan Alberto Remedi

0008001680Las luchas ejecutadas por los trabajadores y demás capas oprimidas de la sociedad se dan en un momento específico de la historia del capitalismo mundializado, afectando al conjunto de la humanidad.
La crisis económica financiera (civilizatoria) del año 2007 y su primer momento de exaltación extrema en septiembre del año 2008 con la quiebra del Lehman Brotter, desembocó en un estancamiento duradero, marcado en un grado sin precedentes, los límites históricos del régimen que, al no poder superarlos, diagrama una nueva era de barbarie.
Esta época incluye la degradación en las formas de explotación y condiciones de vida de los trabajadores, abordando al unísono,el cambio climático y otras dimensiones de la crisis ambiental, como las poluciones químicas (contaminación por aire y agua producida por los residuos tóxicos) como así también nuevas guerras en todo el planeta.
En dicho contexto, la liberalización de las inversiones directas en el extranjero (IDE) junto a los intercambios, en los marcos de la organización mundial del comercio(OMC), puso en competencia a los trabajadores de cada país y entre continentes, brindándole a la burguesía una fuerza inédita, nunca antes adquirida.
Dicha objetividad, junto a la caída de la Unión Soviética y los éxitos de China, convergieron en el año 1990 con la incorporación al mercado mundial de las mercancías-fuerza-de-trabajo ofrecidas por China (con un alto grado de intensidad productiva y disciplinadas), incorporándose también los trabajadores de la ex URSS e India. Como resultado del acontecimiento, entre 1980 y 2000 éstas se duplicaron a nivel planetario, llegando en la actualidad a 3.5 billones de componentes.
La nueva situación acrecentó el ejercito de desocupados y el poder de la burguesía (dos hechos íntimamente relacionados) a tal punto que, en Inglaterra, se hacen contratos de trabajo por cero horas, manteniendo a los aspirantes a su merced, llamándolos cuando quieren, en cualquier día y momento, alcanzando así un nuevo grado en el sometimiento, las 24 hs del día. Complementándolo con las acciones sobre las organizaciones internacionales de los trabajadores como la OIT, para lograr la derogación del derecho de huelga. En este aspecto, tan solo las movilizaciones con claros objetivos anticapitalistas podrán interrumpir dichos planes. No son momentos de negociaciones; el solo hecho de pensarlo, significaría actuar contra los propios intereses.
Como ya ha sido planteado, la tendencia a la creación del mercado mundial es inherente al propio capitalismo; es parte de un todo único e indivisible. La economía mundial, por lo tanto, no es la “unidad de partículas nacionales” sino una potente “realidad con vida propia” creada por la división internacional del trabajo y el mercado mundial. Imponiéndose sobre los mercados nacionales (existen planteos relacionados con la desaparición de los mercados nacionales tradicionales), en realidad viven y respiran al son de las trasnacionales: sus intereses están entrelazados.
Sin embargo, persisten los mercados locales no adheridos a las cadenas globales de distribución (la marcha de los eventos  irá dejando en claro  hasta donde logran aguantar)
Las grandes potencias, con las empresas privadas apuntalándolas, fueron las responsables de poner en movimiento esa “potente realidad con vida propia” que se manifestó en los acontecimientos de los años 2007-2008.
El surgimiento del mercado mundial plenamente constituido es el resultado de la internacionalización de las finanzas, primero con dominante industrial 1965-1985, luego en 1990, con la mundialización propiamente dicha. Nació con la liberalización y desregulación de los flujos financieros del grupo de los siete (G7), los países mas altamente industrializados,  y el Fondo Monetario Internacional. Entre 1978-1992 se siguió con las inversiones directas en el extranjero (IDE), en los términos de la Organización Mundial del Comercio (OMC). La total adhesión de China a dicho organismo en el año 2001, marcó el pleno apogeo neoliberal.
La incertidumbre reinante en relación al futuro exige tener presente que la liberalización y desregulación son solo la primera etapa, una punta de lanza en la mundialización.
Financiarización de la economía 
El fin propulsor de la producción es hacer dinero.  Constituye sólo un eslabón, un mal necesario en esa meta. A partir de ello, son pertinentes otras consideraciones. Tener alguna noción de la financiarización como una fase específica de la historia del capitalismo, requiere no perder de vista que la apropiación de la plusvalía ya creada se volvió a desarrollar por fuera del proceso productivo, llegando incluso a superarla en determinados momentos.
Este capital mundializado se expresa hoy en los grandes conglomerados y los fondos de inversión, agentes de la acumulación del capital dinero ficticio, operando en los mercados financieros. Se produjo el paso de la banca tradicional a estos conglomerados, donde la centralización del ahorro se hace a través de los fondos de pensión e inversiones financieras.
Así, el capital de préstamo es dinero dispuesto para ese fin, aumentando en la medida del desarrollo de los mismos. Es el resultado (entre otros aspectos) de un largo periodo de aumento de dicho capital, pasando luego a ser capital ficticio en sus formas clásicas de créditos y acciones cada vez más especulativas.
Este proceso comienza en el año 1965 en la bolsa, inicialmente alimentado por las ganancias no reinvertidas en las compañías transnacionales (STM); continúa con las comisiones al reciclaje de los petrodólares en el año 1973 y, posteriormente, con los servicios por los intereses de la deuda externa del denominado tercer mundo.
La concentración nacional e internacional del capital dio como resultado la aparición de un número muy reducido de empresa con un inmenso poder.
Muchos autores coinciden que para alcanzar dicho dominio el capital desplegó una estrategia de modo intensivo: la hegemonía de la clase dominante a nivel planetario, dicen, se organizada a través del control de cinco grandes monopolios: 1) tecnológico, 2) mercados financieros, 3) manejo de los recursos naturales, 4) medios de comunicación y 5) armas de destrucción masivas.
Algunas de las consecuencias de estos lineamientos son expuestas por Roberto Sabio (1) al plantear: “los banqueros y los hooligans son los verdaderos responsables de la crisis mundial, logrando una impunidad casi total, robándoles a los ciudadanos del globo más de tres billones de dólares”.
En este sentido, las Naciones Unidas estiman que la crisis financiera ha creado 200 millones de nuevos pobres y varios millones de desempleados. Los salarios de los países integrantes del grupo de los sietes (G7), los mas industrializados, se han reducido en un 12% en los últimos 30 años y la desigualdad, en el mismo periodo, creció un 25 %. Si ésto pasa en el viejo mundo, las consecuencias en América  Latina y el Caribe son aun más aterradoras.
El panorama se combina con el aumento de las oleadas migratorias internacionales. Según las Naciones Unidas de 75 millones de emigrantes en el año 1960 se pasó a 214 millones, en el 2011.
Deudas públicas y la urgencia de su anulación
Constituyen un instrumento de dominación y hegemonía del mundo rico sobre el pobre. Para justificarlas, la ideología del capital ensaya diferentes explicaciones.
En la actualidad, se encargan de repetir dos ideas básicas: una, honrar la deuda. Ésto implica, como ya ha quedado demostrado, congelamientos de salarios y jubilaciones, menos presupuestos para salud, educación y viviendas (entre las calamidades al orden del día). El otro planteo se relaciona con la función de los bancos. Explica el papel imprescindibles por ellos cumplidos y la obligación de auxiliarlos por ser simples intermediarios entre el depositante y los tenedores de créditos.
Sin embargo, la situación es muy distinta: los préstamos bancarios no guardan relación con el monto de los depósitos de pequeños ahorristas; nunca fueron ni son simples intermediarios. Sus beneficios provienen de las operaciones de creación de créditos comerciales y su fuente radica en el flujo de riquezas (valor- plus valor) provenientes de las actividades productivas.
Las inversiones financieras dieron origen a una red muy densa de transacciones interbancarias a partir de los cuales lograron poner en movimiento el denominado “efecto apalancamiento”, una relación de créditos de capitales propios y depósitos disponibles, colocados con un 30% de inconsistencia. Lo hacen por contar con el respaldo de los gobiernos, y en casos extremos, por la posibilidad de socializar las deudas.
Cuando se penetra en la complejidad del tema planteado, aparece el concepto de “deuda odiosa”. Éste dio a luz en el año 1980, relacionado con las deudas del llamado tercer mundo, expuesto por el profesor de Derecho Internacional Ruso Alexander Sach quien brindó una definición de las mismas como “una deuda contraída por un régimen despótico en función de objetivos extraños a los intereses de la Nación”. Del mismo modo, en el año 2000, el “Centro por el Desarrollo Sustentable Internacional” de la universidad de Mac Gill de Montreal, brindó una definición similar, más en consonancia con la financiarización contemporánea al plantear que “las deudas odiosas fueron las contraídas contra los intereses de las poblaciones sin su consentimiento y con pleno conocimiento de causa por parte de los acreedores”.
La realidad ha mostrado a gobiernos e instituciones, tentados por los bancos para comprar “productos estructurados”, en un momento muy especial del traspaso de los gastos estatales a las Provincias o Regiones. Dichos productos teóricamente facilitarían, por sus elevados rendimientos, el financiamiento de proyectos e inversiones costosas. Sin embargo, esos títulos financieros opacos, convertidos en activos tóxicos, comenzaron a pesar demasiado en los presupuestos.
En el mismo marco de reflexión, es necesario señalar otro hecho: la noción de “deuda ilegitima” se ajusta más a la situación de los países más avanzados, en particular de Europa, aunque es también la posición del “Comité para la Anulación de la Deuda Externa del Tercer Mundo” (CADTM).
Dicha ilegitimidad se basa en la naturaleza de las “operaciones de créditos”, pagando elevados intereses para asegurar su reembolso. Ésta radica en la propia ilegitimidad de su formación, por tener origen en la expropiación de parte del trabajo mediante la plusvalía obtenida.
La obligación de pagar las deudas se justifican porque los montos habrían sido tomados (ésto puede darse en los préstamos para los hogares o personales) pero en el caso de los bancos, prestando dinero a los estados a través de las compras de los bonos emitidos por los ministerios de economía o similares, se hacen en base a sumas ficticias (papeles pintados). Así, las deudas y los servicios son “componentes fundamentales de la bomba financiera”.
De las opiniones brindadas por Armando B. Gines(2), se extraen elementos particulares: la deuda pública a nivel planetario asciende a 50 billones de euros, mientras que el producto bruto interno global es de 70 billones. Si se suman las deudas publicas a las privadas (bancos, empresas y familias) se llega a un absurdo: el mundo esta en bancarrota técnica, porque éstas son infinitamente mayores que la producción.
Representan la subordinación del poder político, la geografía, la historia y la cultura a las empresas trasnacionales, mercados, paraísos fiscales y el poder financiero.
Constituye un instrumento ideológico expresando la hegemonía de la élite dominante. La hegemonía ideológica y política necesita de un brazo armado para defenderla. En este sentido, el complejo militar tecnológico-industrial juega su papel abasteciendo armamentos y financiando las diferentes guerras desatadas en el mundo, como las actuales en el cercano Oriente.
En nuestra región, si bien no hay guerras declaradas, se visualiza una ampliación de la rapiña, acompañada por el accionar de la muerte, utilizando a los ejércitos o grupos paramilitares en función de garantizar la permanente acumulación del capital, como en México, Colombia, Perú, Honduras y Paraguay, entre otros. El propio proceso en el hermano pueblo Venezolano está siendo atacado en todos los terrenos, incluido el militar. Como siempre, expresamos la solidaridad con los pares Bolivarianos, sublevados contra la dominación extrajera y contra el capital.
Otro tema a considerar  en base a la experiencia del gobierno Ecuatoriano, es la posibilidad de investigar y auditar las deudas con el objetivo de clarificar el pasado.
En concreto, ¿qué significación tiene este planteo y de qué se trata? ¿qué paso con los montos prestados? ¿cuántos intereses fueron pagados y a qué tasas? ¿qué parte del capital fue ya rembolsado? ¿cómo se iniciaron sin servir a las poblaciones? ¿a quiénes sirvió? ¿quiénes prestaron y cuáles fueron sus roles? ¿qué delitos o crímenes se cometieron utilizado esos préstamos? ¿por qué no se establecieron las responsabilidades civiles, penales y administrativas?
Lo perentorio de abrir y auditar los libros de la deuda publica significa atreverse a lo “imposible”, penetrar en una zona prohibida, en el más sagrado santuario del capitalismo, allí donde por definición no se tolera a ningún intruso.
La auditoria implica tomar medidas acordes, como la apropiación social de los bancos; reconfiguración de la fiscalidad para que deje de caer en las espaldas de los trabajadores y capas populares de la urbanidad y el campo; control social de las inversiones. No se puede seguir con el planteo de maximizar las ganancias de las transnacionales.
Deuda externa Argentina
El flagelo arranca desde los inicios de la Nación (3), con el préstamo de Inglaterra por intermedio de la banca de Londres, la Baring Brother, por 1 millón de libras esterlinas, en la época de Rivadavia. Lo realmente recibido fue la mitad de dicho monto y en dinero constante y sonante tan solo 100000 libras. El resto lo hicieron figurar como papeles de comercio, contra los comerciantes ingleses radicados en el país. Se terminó de pagar a principios de siglo XX con un monto 17 veces mayor al inicial.
En marzo del año 1976 durante el golpe de estado cívico militar fascista, la deuda ascendía a 7280 millones de dólares. Al replegarse la dictadura, ascendía a 45100 MD. Entre diciembre de 1983 y julio de 1989, con el gobierno de Ricardo Alfonsín, llegó a 63670 MD. En diciembre de 1999, con Carlos Menem, ascendió a 146200 MD. Con el gobierno de la alianza se fue a 149000 MD. Luego vino el default con Rodríguez Saá aunque se siguieron pagando los intereses, junto a la incautación de los ahorros de miles y miles de Argentinos.
Con la administración de Néstor Kirchner se reiteró la política del “mega canje” intentando hacerla pasar como un éxito de su gestión, cuando en realidad se siguió hundiendo al país con compromisos que pesaran por más de 40 años. Se volvió a transformar un montón de papeles de viciada nulidad en una nueva deuda con nuevos bonos. Aquellos que no aceptaron el canje, los denominados “fondos buitres” están pleiteando en los Estados Unidos, inicialmente por 1600 MD, y en la actualidad, por cerca de 20000 MD.
El 3 de enero del año 2006, mediante la cobertura de una gran campaña mediática, el pueblo argentino pagó al Fondo Monetario Internacional (FMI) 9810 MD, sin embargo, sigue atado al mismo.
El día 13 de julio del año 2000, el juez Ballesteros dictó sentencia en la causa 1446, donde da la razón a las denuncias hechas por Alejandro Olmos, ratificando el carácter ilegitimo y fraudulento de la deuda en el periodo 1976- 1983.
En el presente la deuda asciende a 209000 MD (4), a pesar de haber pagado 110000 MD, en los últimos 10 años, dejando en evidencia la gravedad de la situación.
En el contexto citado, avanzan los lineamientos conservadores en nuestro país, fogoneados por el actual gobierno a partir de los acuerdos y pagos al club de París e IPF, la permanencia en el CIADI, los créditos tomados a China y la emisión internacional de los nuevos títulos (Bonard 2021).
Los grandes capitales Argentinos, ocultando dentro del terruño 70 mil millones de dólares, mas los 300 mil MD desviados a los paraísos fiscales, ven la posibilidad de seguir acumulando fortunas con el próximo gobierno.
El giro conservador iniciado se potencia con la puesta al frente del ejército de un genocida como César Milani (si bien recientemente ha renunciado, quedó en claro el objetivo de tenderle un puente a los genocidas). Ésto fue acompañado por el nombramiento en el Ministerio de Seguridad de un carapintada como Sergio Berni.
La acumulación capitalista y la represión aparecen como dos caras de una misma moneda.
La restauración conservadora tomará impulso en el nuevo gobierno, independientemente de quiénes lo administren. Naturalmente las luchas en avance serán importantes y decisivas para impedirlo.
Por último, el representante del fascismo internacional Mauricio Macri y sus socios en la provincia de Santa fe perdieron la posibilidad de ser gobierno, acontecimiento importante, aunque se continúé con más de lo mismo. Los pasos dados hacia la derrota de las ideas fascistas repercuten de modo positivo en el presente y futuro cercano.

Paraná, junio de 2015
Notas
1- Roberto Sabio : un pilar del neoliberalismo se esta tambaleando, Contra Línea México 5/5/15.
2- Armando B Gines: Deudas publicas billones de mentiras, Rebelión, 7/5/15.
3- La deuda externa y sus orígenes, Foro Argentino de la Deuda Externa, Regional la Plata.
4- Materialidades pasadas y presentes proyectadas a la complejidad del futuro, – del autor-, abril
2015.

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