domingo, 7 de junio de 2009

Como estrellas relucientes, palpitantes.

Para mis compañeros y compañeras de luchas

La situación reinante con sus claros oscuros requiere una audaz participación de la
militancia junto a la clase obrera y movimientos populares, brindándole
un mayor contenido antiimperialista y anticapitalista.
El futuro inmediato se vislumbra complejo, no carente de
de sorpresas o duros golpes contra los generadores de políticas antisistema.
por lo mismo y como siempre,
nos queda seguir desafiando tempestades, organizar la protesta
y aportar al avance de los niveles de conciencias.


En un mes de enero sofocante y seco se puede observar al rió Paraná conjugando sus aguas amarronadas tenues, con los remolinos alocados nacidos de los remansos, intentando escapar hacia algún lado, a un barco arenero arcaico meneándose en el muelle y el abandono de la agreste e improvisada bajada de lanchas.

La brisa sigue acariciando de manera suave al saucedal como tratando de recomponer los destrozos de los vientos resientes. Las voces de los recién llegados retumban en un amanecer silencioso y apacible.
El mismo paisaje ha brindado hospitalidad a los lugareños, permitiéndoles observar las aguas tan oscuras como espejadas o las islas insinuándose como una sombra lejana. Esas noches alumbradas por una luna diáfana, cómplice de reflexiones me indujeron a pensar que la vida es simplemente la vida, no es un sueño ni es mágica, pero el tenerla, nos permite soñar y percibir esa magia de vivirla.

En las actuales circunstancias donde, la incertidumbre revolotea por el universo, crece el impulso de brindar un reconocimiento, una mención para mis compañeros y compañeras.
Hago un esfuerzo para no emplear la palabra “homenaje”, no porque este mal hacerlos, sino porque los vinculo a los que están muertos, a quienes me refiero están vivos y en las primeras líneas de las batallas contra el imperio, en muchos casos con actitudes ofensivas inéditas.
Viven en nosotros quienes, en el cumplimiento de diferentes responsabilidades, relacionadas con la defensa de los intereses de la clase obrera y los sectores populares ofrendaron lo más preciado para cualquier ser humano “sus vidas”. Ellos siguen presentes, no cabe la palabra olvido o desinteres, todo lo contrario, se potencia a diario un orgulloso recuerdo y la emulación permanente de sus mejores virtudes.
Pero esta necesidad se relaciona con hacerlo de una manera diferente. No solo en los marcos del trajín diario, donde suelen pesar más los objetivos a lograr a partir de los alcanzados, en el cumplimiento de los sueños de conquista de un mundo sin desigualdades o la articulación vital para transformarlos en realidades.

Supimos entonces, rebasar las tinieblas y las noches negras desatadas por gobiernos militares o civiles, enfrentando el aullar de la bestia Fascista siempre deseosa de muertes y de saciar su sed de sangre.
De la noble actitud mantenida por algunos militantes ante las detenciones, secuestros y torturas, sin que se les caiga un nombre o una dirección, potenciando los principios solidarios. Del brindar la indispensable hospitalidad a los luchadores sin importar de qué palo fuesen, en momentos en que dicha actitud costaba la vida.

Hoy a la distancia quizás coincidamos en haber vivido las alegrías de la clandestinidad, también las penas. Siempre fue más fácil hablar de las alegrías, en cambio las penas se encontraban en muchos casos encapsuladas, camufladas, latentes en algún rincón de nuestras conciencias y corazones recubiertas por una caparazón de algo. Es posible que no deseáramos dar la sensación de mella de nuestro fuego interno o de las ansias de cambios.
Es oportuno plantear que de alguna manera y en algunos casos dentro de la clandestinidad, existieron también las penas clandestinas. Naturalmente esto no tiene nada de virtuoso, pero ¿Por qué no recordar esa parte de la realidad?

Captamos en tiempo y forma las mentiras del régimen opresor, vencimos y ayudamos a vencer, por lo menos en parte, las desconfianzas, los miedos, combatiendo esos silencios que intentaban e intentan convertirse en una actitud normal.
Mas adelante, a pesar de los golpes no solo físicos o materiales sino, teóricos e ideológicos, no lograron hacernos perder nuestra mucha o poca capacidad de luchas, indignación, asombros o rebeldías, todo lo contrario, motorizamos un debate fraterno, el intercambio de opiniones, el estudio de las realidades por más que nos fuesen adversas como una forma de prepararnos para hacerles frente a las responsabilidades futuras.
Nada se nos regalo, si bien cada paso significo esfuerzos, logramos atesorar mayores comprensiones de los acontecimientos del mundo en su infinita complejidad.

Por propia necesidad el halcón de la imaginación nos llevo mas allá del horizonte, completando lo que la vista no alcanzaba. Que alegría recordar esos momentos cuando dijimos, escuchemos y sintamos las ansias juveniles buscando los caminos libertarios. Experiencias e ilusiones nuevas nos indicaron la certeza de ubicar un Norte, transitarlo, sabiendo de la importancia del abono permanente.
Mucho de bueno y positivo nos quedo de dicha orientación. Sin embargo en ese escuchar y trasmitir es posible confirmar por lo menos en parte, la presencia resabiante de esquemas o dogmas, intentando latir en nuestro ser.
Logramos a la vez comprobar la existencia de contradicciones o actitudes vanas en nombre de algún tipo de cambios donde, la cuestión del poder quedaba diluida en palabras y orientaciones alucinantes, allí todo era o es posible incluso, el cambio de estructuras esgrimiendo la ideología de un régimen agonizante junto a su metodología acorde.
Pero sigue pesando todo lo demás, el haber logrado inyectarle oxigeno a esa brasa sediciosa inapagable capaz de alumbrar los caminos de nuestra definitiva independencia.

Por propia convicción rechazamos ruindades inadmisibles como la venta de propiedades de algunas organizaciones a fin de sastisfaser urgencias personales, no vestirnos uniformes verde oliva para pasearnos por las plazas principales de algunos pueblos o entrar a los bancos a realizar algunas operaciones. Nos mantuvimos al margen de las charlas de café donde, los superados en todo cumplían con su misión histórica de buscar y difundir las contradicciones entre Lenin y Gramsci, emocionándose con la gesta del Che, de las remeras con su figura, mientras degustaban alguna especialidad de la casa.

Cuando la fiebre invasora del fin de las ideologías pujaba por ocupar espacios a los cuales no podía acceder sin que alguien o alguienes les abrieran las puertas rindiéndoles las pleitesías de la deshonra, vimos a demasiados voluntarios alzando vuelo cobijados por una tibia corriente prometedora del éxtasis sin fronteras.
Entonces, si bien los dientes ya estaban apretados, reforzamos ese incomodo estado saliendo a blandir nuestras verdades con mayores o menores certezas y a rostro descubierto.

Supimos de las corrientes de ideas expuestas oportunamente, tratando de imponerse sin importar como, y, del serrar de muchas puertas. Palpamos inhumanidades sin limites en nombre de los “cambios” coordinadas por algunos serviles coincidiendo con los lineamientos del amo del imperio en la aplicación del macartismo como centro de su accionar.
De pronto no les alcanzo el calificativo de esquemáticos o dogmáticos, había que seguir hundiendo la daga hasta lo más profundo. Intentaron por lo tanto, brindarnos una nueva categoría, la de lunáticos, sobrepasados por la vida, atrapados en el pasado, los más entusiastas hasta nos criticaban nuestra defensa de Cuba socialista. Ni se imaginaban ni se imaginan, el verdadero significado que le adjudicamos a dicha revolución, fuente permanente de inspiración.
Algunos de los responsables de tamañas atenciones junto a sus socios terminaron abrazando la ideología burguesa, siendo funcionarios de gobiernos represores llamados democráticos, otros, continuaron aislados del acontecer, forma habitual de su agonizante existencia, no faltan en este contexto quienes, intentan convocarnos en nombre del Che Guevara o de personales y dudosas trayectorias en su alocada carrera por ser revolucionarios, como si tal condición pudiese adquirirse en algún kiosco.

Cuando los vientos del Norte no logran imponerse impunemente, muchos vuelven a sus originarios nidos desde donde emprendieron vuelo hacia una vida placentera.
Pero los destellos de las verdades parciales lentamente fueron ocupando espacios y los rayos disipadores de la oscuridad dejaron en evidencia que las pleitesías solo les sirvieron para afectarse las rodillas o las cinturas tanto agacharse a recoger las migajas que sus amos les arrojan con desprecio.

No compañeros no, nuestra experiencia fue y es otra. Por eso cada tanto renuevan sus intenciones de acoplarnos recordándonos la supuesta honradez intelectual de quienes en nombre de auténticos transformadores, decidieron sumarse a los atacantes de los intereses obreros y populares. Al unísono, como por arte de magia llueven espinas con la intención de producir heridas y desangrarnos.
Pero aprendimos. Al cuero siempre expuesto lo complementamos con ideas, desdibujando en ocasiones cínicos rostros y golpeando inauditas soberbias.
Hoy nos permitimos hablar de una diferencia medular entre, las flores marchitas de una primavera y los brotes anunciadores de vidas nuevas.

Junto a nuestras compañeras de luchas en diferentes momentos fuimos resolviendo y dando respuestas a los desafíos pertinentes. Sabemos de lágrimas o de pesares pero también de la superación de esos momentos.
Allá por el año 1976 golpe Fascista de por medio, con la frente y los ojos bien altos como luceros reflejando el firmamento, se plantaron, negándose a participar de la divina ambrosia con los autodenominados dioses con ínfulas de omnipotentes.
No se prestaron por lo tanto, a compartir las sabanas hediondas de sangre, torturas y muertes de los asesinos y sádicos represores de las denominadas fuerzas de seguridad, no fueron sus amantes.
Entonces otra vez, la experiencia fue otra, y, si hubiese alguna forma de medir la distancia entre la vida y la muerte, es la misma puesta por nuestras compañeras entre ellas y los fascistas. A estos no les alcanzo con arrebatar hermosas vidas, continuaron con los intentos de degradación del entorno, de quienes permitieran como victimas, tal degradación.
Mujeres plenas si, esposas, madres, abuelas si, amigas, amantes si, pero no de los asesinos de sus seres queridos o de quienes compartían un mismo camino.

Por ultimo, tuvimos la valentía de hacernos cargo de errores que nos cabían, frutos de una educación ideológica y política no carente de limitaciones. En tanto, admiradores de la ideología burguesa devenidos en revolucionarios, aprovechando la ocasión, aplicaron su sabiduría de clases, contando para ello con la cobarde complicidad de sus nuevos pares.
Por eso una vez más, nuestras trayectorias de vidas fueron y son otras. También de ellas nos hacemos cargo.

Lo reafirmamos en diferentes encuentros y lo repetimos hoy, hablar de revolución significa hablar del poder, de conquistar el poder, de tomarlo. Este no se obtiene sin luchas y sin coordinación de las acciones.
Hemos compartido un largo camino, nos aprestamos a enfrentar las realidades venideras, y, en momentos en que las puñaladas por detrás se han trasformado en algo normal, nosotros nos damos las espaldas sin temor.
Por ello y por mucho más, de alguna manera, aparecen o son queridos compañeros y compañeras, como esas estrellas relucientes y palpitantes.


Un abrazo, hasta siempre. Nos seguimos encontrando.

Un compañero

Juan A Remedi Paraná (Entre Ríos) Mayo de 2009

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