domingo, 27 de agosto de 2017

Con vida lo llevaron – con vida lo queremos
 Juan Alberto Remedi
En algún momento  Hegel expuso: todos los grandes hechos y personajes de la historia universal,  aparecen dos veces. Quizás debió agregar, una vez como tragedia y otra como farsa.
Si bien los hombres hacen su propia historia, no la construyen al  libre arbitrio, en circunstancias elegidas por ellos, sino bajo aquellas eventualidades existentes,  con las cuales se topan directamente,  legadas del pasado. Posiblemente por eso, la tradición de las generaciones muertas, oprime como una pesadilla  el cerebro de los vivos.  
Se  observa  así, en nuestra Patagonia la no existencia de  la llamada “conquista del desierto” sino todo lo contrario, la concreción de un “gran genocidio” de los pueblos originarios a partir de la intervención militar,  con el fin de extender las fronteras  del Estado Nacional y  de las materias primas en pleno auge, requeridas por el mundo, demostrado ya en ese  entonces, la no defensa por parte del estado  de los intereses comunes del  conjunto de la población y el cumplimiento del  papel de guardián del orden y  la propiedad privada capitalista.
Esa parte de la región es  la más extensa del país y al unísono de mayor concentración de tierras en pocas manos,  demostrado  en  la acumulación lograda por Luciano Benetton, entre los años 1991- 1997,   de 900000  has,  expresando la continuidad de una larga cadena de negocios y explotación de los recursos naturales,  comenzada en el  último cuarto del siglo XIX. Dicho  terrateniente transnacional,  comparte la compra de tierras con  José Lewis, amigo del presidente Macri, los Suchard de Nestlé, y George Soros, entre otros.
Hasta el presente,  el conjunto de los gobiernos, absolutamente todos,  legitimaron y legalizaron los avances de los latifundios foráneos a costa del sufrimiento, humillación, explotación y sangre de los pueblos originarios.  La  anterior administración  en el año 2011 impulso la ley de tierras, permitiendo solo la tenencia de 1000 has a propietarios extranjeros, pero fue promulgada  con carácter no retroactivo, por lo cual los potentados    que, en los años 90 a instancias de  los influjos privatistas  siguieron apropiándose de gran parte del territorio Argentino, las conservaron. Como si eso no alcanzara, el actual gobierno flexibilizo dicha ley, dejando en evidencia  los intereses defendidos.  Queda claro entonces,  como la naturaleza del estado,  en uno u otro caso,   sigue   siendo la misma.
El secuestro y desaparición de Santiago Maldonado, se produjo dentro de las tierras de Benetton, de lo cual es posible deducir que,  la defensa de dichos  intereses y los de sus pares,  por el estado Argentino, es un  ejemplo más  de una relación histórica del régimen capitalista,  una continuidad de aquellos sucesos de la denominada “Patagonia trágica o rebelde”
Sin dudas existen  responsables de la desaparición, la ministro de seguridad Patricia Bullrichs, su jefe de gabinete Pablo Nocetti, el estado,  la   gendarmería y el gobernador justicialista de la Provincia de Chubut Mario Dan Neves avalando el ingreso de las fuerzas represoras  al predio, por demonizar a  los Mapuches a través de una de las campañas  mediáticas  en el año 2016,  promoviendo la detención de dirigentes,  considerándolos como “terroristas” sin serlos y sin ningún tipo de pruebas al respeto.
La pericia muestra a todos los gobiernos autoritarios de cualquier signo,   vendiendo  espejitos de colores de consumos masivos por la sociedad. En esta oportunidad, construyeron un relato con inventos, infundios  tratando de imponer en las mentes  la idea  que  Santiago solo se encuentra  perdido, en base a lo cual elaboraron diferentes posibilidades de su paradero, todas reñidas con  los aconteceres, difundidas por los medios hegemónicos y a decir verdad por algunos no hegemónicos.
Las contradicciones del gobierno y sus órganos represivos  adquieren  características propias.  El comandante, jefe de la agrupación XIV de gendarmería, ubicada en la Provincia de Chubut,  atacante  el día primero de agosto  a la comunidad Mapuche, zona  donde  se encontraba Maldonado, ha expresado  públicamente  su actuación   bajo las ordenes emanadas por el ministerio de seguridad - mientras la responsable,   repetía en diferentes medios la no existencia de órdenes de su cartera hacia esa fuerza actuando en territorio,  al son del despliegue de  una cerrada defensa de los participantes en la barbarie llevada a cabo.
Nos encontramos una vez más ante una situación delicada al extremo, por  muchos consideraba superada, sin embargo la única verdad son los acontecimientos concretos.  Seguramente hay coincidencias  en la necesidad de seguir haciendo mayores esfuerzos, en todos los sentidos y lugares,  impidiendo a los sectores  neo fascistas  periférico con sus socios dentro y fuera del gobierno,  la vuelta al   terror del estado.  
Lo central, sigue siendo la movilización, pero no de cualquier tipo, sino aquella vinculada al quehacer diario, lugar por lugar, tan natural y compleja como la vida misma, en esos entornos naturales donde las conciencias y corazones en diferentes magnitudes, vibran al compás de los hechos. Es una de las maneras, probablemente la  más importante,  de hacer de la aparición con vida de Santiago, una exigencia, un grito,  de características nacionales e internacionales.
 Emerge  en el contexto,  una  cuestión medular  a considerar  -  la exigencia de la aparición con vida, debe estar estrechamente vinculada a la denuncia del papel jugado por los monopolios de la tierra y del propio gobierno defendiéndolos, por constituir  dos elementos de una misma realidad  íntimamente unidos. Es decir,  lo ocurrido  se vincula al  latifundio, sin su existencia,  esta desaparición no hubiese ocurrido. Un elemento no se vigoriza    sin el otro.
Ahora bien, lo único real es la desaparición,  en base a la cual, el gobierno,  sus adherentes,  las fuerzas de seguridad y los medios de difusión hegemónicos, niegan el secuestro y desaparición por parte de gendarmería nacional.
Al mismo tiempo, familiares, amigos, participantes de las protestas, organismos defensores de los derechos humanos y una gran parte del pueblo, siguen denunciando e impulsando el aporte de pruebas (relacionado con el momento en que fue introducido a un móvil de gendarmería nacional).
  Ante esto, la unidad en la acción de  quienes nos sentimos afectados, es el desafío y camino a recorrer

                                                                                         Paraná (Entre Ríos) agosto de 2017.

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