El inagotable fluir del  devenir de las cosas 
Juan Alberto Remedi
Llega a su ocaso el presente año y el crepúsculo de uno nuevo se  insinúa  entre 
las cenizas del  pasado, en un
momento histórico de la humanidad donde, una de las variantes  de régimen capitalista, expresada en  la denominada “globalización neoliberal” y su
consecuencia la “liberalización económica” dejo de ser la fuerza impulsora de
la economía mundial, perdiendo su hegemonía.
Los acontecimientos han demostrado la falacia de un mundo sin fronteras,
de una sociedad  juntando  a todos en un mismo espacio económico, político,
financiero, ideológico y cultural - de ese horizonte,  intentando encausar los esfuerzos
colectivos  y el cumplimiento de las
expectativas de las sociedades, desde el punto de vista de la propiedad   privada
 concentrada en su máxima expresión
posible. Dicho  relato se  hizo trizas y el famoso “fin de la historia”
enunciado por Francis Fucuyama, junto a la   formulación como proyecto universal sin
oposición alguna y el objetivo de encauzamiento   de  los
díscolos,   fracaso,  acabó,  se  escapo
como agua entre los dedos.
Hace 35 años, Ronad Reagan y Margaret Thatcher, impulsaron  un proceso que ya contaba con un determinado desarrollo   planetario, caracterizado por   una
mayor concentración económica  con  preeminencia del capital financiero
parasitario.  Esos mismos países en la
actualidad, con otros gobernantes, actúan de manera diametralmente opuesta, en
Inglaterra triunfo electoralmente la posición de alegarse de la Unión Europea  y en
los Estados Unidos con  Donald Trump se
prevee un repliegue hacia el mercado interno y un alejamiento de los
organismos, pactos o acuerdos económicos globales ( siempre y cuando cuente con
 las espaldas necesarias para hacerlo)  Sin embargo, fueron los pueblos
Latinoamericanos y caribeños  quienes
dieron  los primeros   pasos 
 enfrentando   dichas posturas, no sin  limitaciones, contradicciones e incluso falta
de espíritu critico. 
La referencia a los 
pueblos,  se vincula estrechamente
a un  hecho particular  “no hubo ni hay dioses”  aunque los  vivillos de siempre, en nombre de alguna revolución
inexistente, profesen la fe ciega, el te pertenezco, en definitiva la
existencia de seres superiores,  complementándose
así,  de modo  eficaz,  con la anulación del espíritu citado.   Fue
el  propio Fidel,  oponiéndose a dichos preceptos  quien  brindo
y dejo ejemplos a tener presentes. 
 La realidad en curso,  teniendo en cuenta  la derrota del denominado “campo
socialista”  como  el acabose de la internacionalización de la economía
(globalización) nos enfrenta a   un futuro incierto, por  la persistencia  de un  régimen
 responsable de las mayores aberraciones
contra la humanidad  en su etapa de
senilidad, incapaz de reproducirse -  por
otro lado,   aunque como un todo único, la carencia de  una perspectiva concreta de reemplazo. La
globalización ha perdido la iniciativa  pero el sistema  sigue vigente y aun puede causar enormes daños
 quizás,  como nunca antes.
Todo lo hecho de modo colectivo e individual en oposición a las políticas
citadas,   ha sido   medular.
 En este sentido, convengamos las  insuficiencias  en la 
ubicación de  los caminos comunes necesarios,
con   las esperanzas  como   parte de los  desafíos,  en la búsqueda de horizontes  a construir. Esto será posible en la medida
en que se siga manteniendo  la
independencia  de las ideas del complejo
o combinaciones de  sensaciones,  por sobre los hechos materiales exteriores en
si – reivindicando   en su lugar,  los acontecimientos  reales, existido en el exterior  de la 
conciencia e independientemente de nuestra voluntad. 
Así mismo, la potenciación y profundización del tan repetido factor
subjetivo comparte la misma base expuesta, auque algunos lo hayan tomado como
una  oportunidad para  aislarse en una  burbuja o entre cuatro paredes, tan solo
pensando,  al margen de la vida, sin
participación en la resolución de los problemas concretos de cada lugar
concreto, y,  lo que es peor aun,  situándose   por
propia voluntad,  junto a lo muerto. 
En realidad, todos los futuros son posibles, nos toca seguir
accionando  para la conquista de uno  común y distinto al del capitalismo moribundo.  Lograrlo implica tener los pies sobre la
tierra, manejarnos con hechos reales 
elaborándolos  y reelaborándonos
en nuestras mentes  a fin de ubicar  los diferentes caminos para su concreción,
sabiendo que los seres humanos no podemos prescindir de un horizonte verdadero.
Como ya lo he planteado,  se
trata de resolver (entre otras cuestiones) la ecuación complejidad –
potencialidad.   Lo complejo de las situaciones  exige cierto grado de comprensión y potencialidad
para abordarlas, requiriendo además,  un
grado mayor  para resolverlas.  Lo complejo en definitiva nos conduce o
debiera hacerlo a la obtención de mayores potencialidades, en ese inagotable
camino  del fluir del devenir de los
acontecimientos.
Saludos, éxitos y como siempre,  nos seguimos viendo o en  contactos – un abrazo- 
 
 
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