sábado, 2 de agosto de 2014

Néstor García Iturbe

ALAI AMLATINA, 29/07/2014.- En el mes de febrero de este año, cuando 
estaba presentando el nuevo presupuesto para el año fiscal 2015, el 
Secretario de Defensa Chuck Hagel, anunció la reducción de efectivos 
dentro del total de tropas estadounidenses de las distintas armas, lo 
cual fue tomado por muchos como un signo positivo de la administración 
Obama.

Sin embargo, no podemos equivocarnos en el análisis de esta decisión, 
Estados Unidos mantendrá el objetivo de alcanzar el dominio militar 
global en el mundo, de mantener su presencia en distintos continentes, 
pero bajo una estructura menos ostentosa, con una fuerza de mayor 
agilidad y con armamentos de tecnología avanzada.

Se considera que el Pentágono ha transformado la naturaleza de las 
guerras y la táctica que empleará en las mismas. En el futuro Estados 
Unidos no debe involucrarse en invasiones a gran escala y ocupación de 
países como en Irak y Afganistán sino actuar en Operaciones Especiales 
de escala menor, en las guerras que puedan surgir en el futuro.

En su discurso Hagel señaló que en el presupuesto se planteaba una 
reducción de tropas en todos y cada uno de los departamentos militares, 
incluyendo en esto el personal civil. La reducción alcanzará 
aproximadamente un 13 por ciento, por lo que de 522,000 soldados se 
rebajaría el total a 440,000, lo cual sería el número menor de tropas en 
las fuerzas armadas desde que Estados Unidos entró en la Segunda Guerra 
Mundial, sin embargo, las Fuerzas de Operaciones Especiales se 
incrementarán en un 6 por ciento, hasta llegar aproximadamente a 69,000 
efectivos.

Dentro de la propuesta, además de la reducción de tropas, se plantea el 
retirar del servicio vehículos militares que son obsoletos y poco 
prácticos para los nuevos planes. En muchos casos se planifica la 
modernización de la técnica de guerra, logrando la automatización de la 
misma y sobre todo el contar con equipos que puedan manejarse desde 
largas distancia, tanto terrestres como aéreos y marítimos.

En estos momentos las principales investigaciones que se realizan 
financiadas por el Departamento de Defensa, bajo la supervisión de la 
Agencia de Defensa para Investigaciones y Desarrollo, cuentan con un 
presupuesto de más de 10,000 millones de dólares y están enfocadas en el 
desarrollo y aplicación al armamento de la robótica, la automatización, 
la nanotecnología, la inteligencia artificial, las comunicaciones 
satelitales y otros adelantos de la ciencia y la técnica.

En cuanto a la Marina de Guerra se plantea mantener la misma con los 
once portaviones y su flota escolta. Ya se ha comenzado a realizar 
pruebas con los “drones” lanzados desde submarinos y con capacidad para 
aterrizar en portaviones, lo que unido a la modernización de varios 
buques debe conformar una Marina de Guerra más poderosa.

Otra fuerza, en la que más que reducción se plantea modernización, es en 
la fuerza aérea, la cual sacará de su nómina algunos aparatos que ya 
resultan obsoletos, para sustituirlos por otros que cuentan con 
armamento y sistemas de navegación de quinta generación, a lo que se 
deberá adicionar el incremento de la utilización de “drones” en 
distintas labores, incluyendo la destrucción de objetivos enemigos.

Las guerras continuarán siendo una necesidad de la llamada “Seguridad 
Nacional de Estados Unidos”, para cuidar sus “intereses” en otros países 
y garantizar que el Complejo Militar Industrial pueda continuar 
obteniendo sus ganancias multimillonarias, pero el Pentágono planifica 
que serán guerras distintas.

Se preparan tropas de otros países, incluyendo de América Latina, para 
que sean esas las que invadan, bajo la dirección de Estados Unidos, con 
un mínimo de efectivos estadounidenses. Esto garantizará que los ataúdes 
lleguen al país que enviará las tropas, no a Washington.

Se emplearán al máximo los armamentos que utilizan medios automatizados, 
robóticos y dirigidos por control remoto. Las pérdidas mayores no serán 
humanas, sino de equipos, cuya reposición estará a cargo de las empresas 
productoras de armamento, que incrementarán sus ingresos cada vez que un 
equipo sea destruido.

Como puede apreciarse fácilmente, la simple reducción de tropas no 
implica un cambio filosófico en las pretensiones hegemónica 
estadounidense, ni una disminución de la carrera armamentista, sino la 
ratificación de su interés en alcanzar el dominio global del mundo tal y 
como lo proclama la Doctrina del Destino Manifiesto.

- Dr. Néstor García Iturbe es editor del boletín electrónico El Heraldo 
(Cuba)

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