No a  la ley “antiterrorista”
Solo era cuestión de tiempo para que las caretas  caigan por  propio peso,  dejando  al descubierto los verdaderos rostros de quienes, por alguna razón o intereses,  perdieron  la memoria.  
La ley aprobada el 22 de diciembre de 2011 subordina la legislación Argentina  a la estrategia Norteamericana impuesta a los pueblos,  con el pretexto de la “guerra contra el terrorismo”.  Fue promovida y sancionada  a pedido del departamento de Estado,  por intermedio del grupo de acción financiera internacional (CAFI) y  se da en los marcos  aprobatorios  de legislaciones “antiterroristas”  a nivel continental, con el objetivo  de  perseguir y criminalizar  la lucha social.
Se viabiliza así,  la  aplicación de  dicha figura contra los miles de compañeros judicializados y procesados por plantarse en defensa de  sus derechos, implica la  calificación  de  “terrorista” a las acciones  de protesta y promueve  la privación de  libertad de los participantes. 
Constituye  un elemento central para la puesta  en práctica de  la denominada disuasión,  orientada  a producir   miedos  y rupturas de  lazos sociales entre los enfrentantes. Induce al  terror  transformadose  en una herramienta de persecución estatal a la lucha  social.  Intenta echar por tierra todo lo logrado  con las  movilizaciones  populares  en defensa de los derechos humanos.
Los verdaderos terroristas duplican sus brindis  este  fin de año,  festejando  el avance obtenido  en la aplicación de la cultura de la  muerte. 
Cualquier tipo de vacilación  en las denuncias  y cualquier tipo de justificación de dicha ley,  traerá  en el futuro  nuevos  derramamientos de sangre  obrera,  popular,  estudiantil,  cultural,  de los  movimientos sociales y ecologistas, de los  pueblos originarios, campesinos, de hombres, mujeres, jóvenes, adultos, creyentes o no creyentes.
La resiente represión a los trabajadores estatales de Santa Cruz, con un saldo de 20 heridos y la renuncia de algunos funcionarios es solo una muestra del nivel de  las contradicciones. Una cosa son los discursos,  otra la realidad concreta.
Si bien la memoria de los pueblos es larga,  la de los  gobiernos y sus organizaciones en todos los niveles,  es demasiado corta,  peligrosamente corta, terroríficamente corta.  Aun estamos a tiempo  de evitar  daños mayores, si somos capases de movilizar en cada lugar,  en  su contra y por la vida, pese a quien le pese.
Si a la vida – no a la ley de la muerte
Juan Alberto Remedi   ---  integrante del Movimiento Bolivariano de Entre Ríos-
Paraná  diciembre de 2011.
viernes, 30 de diciembre de 2011
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